Animal del camino

Ediciones El Santo Oficio, Lima, 2000



El tiempo verde botella

se hace trizas en las ventanas occidentales 

la cascada intensa y el laser del viento benigno 

en guantes blancos 

dirige la música en un trotar arrítmico 

de ratas mentales    

                   Camino a los vendedores de baratijas 

                   en el mercado de frutas 

soñar es intenso como un golpe en el corazón  

pero no es ésta la ciudad que se desata las trenzas 

ni el corcho que mastico insistentemente 

sabe al más grato sabor de la niñez 

miro al alto y espigado amarillo 

como no será nunca el sol en Lima 

los chicos en sus bicicletas acarameladas cual globos 

volando contra el viento   

¿volaré yo también contra el viento

detrás de una idea que se desvanece iridiscente 

en el diente de un jabalí?   

Se hacen agua los helados   las espaldas padecen 

arrasadas por jardineros inescrupulosos  

la idea es una pelota que se traga el polvo 

en el centro efímero de una plaza 

y yace el torero despanzurrado en su soledad    

los aplausos aturden y litros 

de incomprensiones que en la cara de una mesera 

                                                                              explotan   

    Como yo   ella es pálida 

y le vienen bien los colores chillones 

el flequillo horizontal por donde acuciosos rayos equis   

                                                                                 los turcos 

entran trepando mayólicas como mentes en blanco

 
También puedo ser yo misma   en la tubería

donde confluye lo que a medias se acepta y embolsa 

y envía de mano en mano para hacer las cordiales pases

   cada uno sin querer bordea su propio agujero

las veces que irreconciliable 

un vendedor casa por casa toca 

          la rebosada puerta

el panal de moscas zancudas

la turbulencia          la opacidad

la ciudad hecha de señales ajenas 

   ajena a su propia dirección

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